Cuando era pequeña y no entendía algo papá se sentaba conmigo y me lo explicaba. Recuerdo muchas tardes con los deberes de matemáticas en la mesa y mi padre preguntando una y otra vez "Ruth, ¿lo entiendes ahora?" No le valía un simple sí como respuesta, necesitaba que le demostrase que realmente lo estaba entendiendo de verdad, que la explicación había abierto en mí un nuevo punto de vista, un razonamiento que no olvidaría en otra ocasión similar.
Pero nunca nadie me dijo que en la vida fuese tan complicado encontrar una explicación a lo que ocurre, nadie se sienta conmigo y me pregunta una y otra vez si entiendo por qué la crisis no se termina o si he comprendido por qué las bolsas están en números rojos. No creo que eso lo llegue a entender nunca.
Tampoco entenderé qué ocurre con las relaciones interpersonales, aunque papá se sentase conmigo de nuevo y me lo tratase de explicar, dudo que en algún momento mi cabecita logre procesar qué pasa por la mente humana para que alguien pueda cambiar tanto en tan poco tiempo y sin ningún motivo aparente. Es difícil encontrarle la lógica que me exigían los problemas de matemáticas que tantos quebraderos de cabeza me daban.
Seguirán pasando los años y seguiré sin entender, entre otras cosas, por qué Mudito no hablaba.
lunes, 23 de enero de 2012
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