(...) Lo malo de haber albergado un sueño que tuvo visos de ser posible es que aparejó la verdadera desilusión. Porque si hubiese soñado desde pequeña con algo más grande, con ser reina o astronauta, por ejemplo, no me hubiera costado tanto resignarme al no serlo al crecer. El sueño que promete lo imposible ya nos priva con su propia promesa de su consecución, pero un sueño accesible delega en nosotros su solución: nos parece que si no se ha cumplido es nuestra culpa y no la del azar o del destino. Y, así, me temo que yo moriré como he vivido, en el baratillo de los fracasados.
"Un milagro en equilibrio" Lucía Etxebarria.
Porque a veces en los libros encontramos aquello que no somos capaces de expresar con palabras.
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