¿Por qué nos empeñamos en hacer promesas que sabemos nunca cumpliremos? ¿Por qué decimos una y otra vez "te llamaré" si ni siquiera nos planteamos esa posibilidad?
¿Tan difícil es, simplemente, decir adiós?
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2 comentarios:
Es, seguro, lo más difícil cuando una de las (o las dos) partes no quiere decirlo. "Te llamaré" es una frase que escuché tantísimas veces que ya no tengo ninguna fe en ella.
El problema no es cuando una de las dos partes no quiere decirlo, sino cuando no se atreve a hacerlo.
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