-. Me pregunto qué ves de erótico en un abrazo.
-. No era un abrazo cualquiera, era el sudor que embriagaba ese abrazo.
-. Ahora lo entiendo menos ¿Qué tiene de erótico que un hombre todo sudado te abrace?
-. Un hombre sudado no, él.
-. Lo mismo me da.
-. Cada gota de su sudor era solo mio, cada gota estaba provocada por mi. Era todo mio en ese instante y eso era, realmente, erótico.
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