Yo sabía que todo esto algo bueno tenía que traer. Que no podía ser solo sufrir sin más, que para algo debía servir.
Ahora ya lo sé, ahora sé que cada lágrima derramada tuvo su sentido, que las noches dando vueltas en la cama no fueron inútiles, que la soledad que me comía a cada rato no lograría destruirme.
Y lo que no destruye enriquece y te hace crecer. Y, aún pensando que no lo lograría, he cambiado, sorprendiéndome a mi misma incluso. Sin callar lo que en otros tiempos habría callado, sin sufrir por lo que antes dolía, enfrentando las cosas como antes tan solo lograba imaginar.
Gracias, porque sin ti no hubiese podido lograr este cambio. Qué seas feliz.
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