Estar enferma me pone total y absolutamente tontita y blanda.
Y me apetece escribir de ti, aunque no tenga qué decir. Aunque no merezcas que lo haga.
Porque me gustaría tenerte cerca mientras tirito a cuenta de la fiebre, o que me soportes cuando me quejo porque me duele la garganta, y que me abraces fuerte y me mimes como a una niña pequeña.
Y aún sabiendo que esto no será así me apetece escribir de ti.
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