Necesito convencer a mi cabeza para que deje de pensar en ti. Porque no puede ser sano.
Lo he intentado de mil maneras, pero verte cada x días no ayuda especialmente a olvidarme de ti.
He decidido ser práctica, vale ya de vivir en el país de Yupi. Has tenido todas las oportunidades posibles para mover un dedo y hacer algo. Y si no lo has hecho por algo será. No, no soy tonta, también sé leer entre líneas.
Y me jode, pero me gustas. Y me seguirás gustando aunque batalle día a día contra ello.
Podría arriesgarme, quizás deberíamos quedar tú y yo un día a solas y hablar. Pero no quiero. No, porque sé tu respuesta, y sé mi reacción. No me apetece nada en absoluto tensar una situación agradable, no quiero sentirme incómoda cuando nos veamos, ni siquiera tener que discernir cuál de tus amigos sabe algo y cuál no.
No me apetece. Quizás es que soy una cobarde, o una orgullosa, vete tú a saber.
Es hora de ser práctica y que la razón se imponga en toda esta historia. ¿Historia? está muerta antes de poder ser una historia. Y no, más suicidios sentimentales no me van a venir bien.
Y, a pesar de todo, y parafraseando a una amiga, ¡te quiero, gilipollas!
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