No me olvidé de tu cumpleaños.
Me hubiese gustado, y a ratos quiero pensar que se me olvidó, pero no es así. No te felicité porque no quise, aunque lo di mil vueltas y estuve tentada a hacerlo unas mil veces. Pero no, no lo hice, no lo hice porque no te lo mereces. Porque perdiste todos tus derechos el día que decidiste perderme el respeto y jugar conmigo como si fuese una muñequita, y no, no lo soy.
Supongo que no me echaste en falta, como yo no te echo en falta a ti, y quizás al año que viene ni siquiera me acuerde del día en que naciste.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario