Tengo la suerte de haber tenido unos profesores estupendos con los que siempre he mantenido buena relación. Nunca han sido mis amigos mientras yo he sido su alumna, ni siquiera ahora lo son, pero siempre es un placer subir a mi instituto, ese que fue mi casa durante 6 y años, ese que abandoné hace también 6 años, y comprobar cómo hay gente que aún me recuerda con cariño.
Esas caras sonrientes que de verdad se alegran tanto por mí de las cosas buenas que me ocurren, profesores que me piden que me pase por allí en cuanto pueda para tenerles informados de cómo me va la vida. Esos abrazos sinceros, esas palabras de apoyo y cariño... realmente son tan importantes para mí como todo aquello que me enseñasteis cuando solo era una cría.
Gracias por tratarme así de bien, solo espero haberos podido ofrecer una milésima parte de lo que vosotros me ofrecisteis siempre.
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