Me han contado que no estás bien, que mis sospechas eran ciertas. Me hubiese gustado preguntártelo directamente, pero sé que no me lo ibas a contar, que no somos tan amigos como para que lo hicieses.
A ratos me apetece ir y abofetearte por gilipollas, porque eso es lo que eres: gilipollas, por no dejarte ayudar y por ser incapaz de decir: ey, gracias por el interés.
Y otros ratos lo que me apetece es abrazarte y decirte que no te preocupes, que todo irá bien y que el tiempo lo cura todo.
No sé si soy buena o solamente demasiado idiota.
sábado, 29 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario