Habían compartido tantas horas de juego que parecían ser amigos para siempre.
Nunca importó quien fuese quien tomara las decisiones, eran un grupo y como tal se aceptaban.
No solían pelearse por los juguetes, habían aprendido que jugar todos juntos era divertido. Pero siempre hay quien rompe las normas, quien alza la cabeza y decide terminar con la hegemonía del grupo.
Nadie le echó de menos cuando se apartó, cuando poco a poco, inconforme con lo ocurrido, se alejó del que había sido su grupo de juegos.
Ahora, a pesar del breve paso del tiempo, quienes debieron ser culpados, y nunca lo fueron, se dedican a señalarle con el dedo, por simplemente ser sincero con sus sentimientos.
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2 comentarios:
Y qué? quien juzga tarde o temprano será juzgado también, y entonces quizá se acuerde de ello. además, siempre se puede encontrar otro grupo de juegos...
Te quieroooooooooooooooooo
Exacto geme.
Te quieroooooooooooo
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