Miraba por la ventana mientras giraba, de forma mecánica, las agujas del reloj de derecha a izquierda.
Contemplaba como cada gota de lluvia caía por los cristales, como los truenos aterradores no daban tregua a sus oídos.
No la oyó llegar, se sentó a su lado y simplemente la observó.
-. Se lo que pretendes- susurró a su oído- y siento comunicarte que no puedes vencer al tiempo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Me encantaaa lo que has escrito :)
Sigues escribiendo igual de bien que siempre :)
Un besito petarda
Publicar un comentario