Andaba entre las calles de su barrio como cada mañana. Sin embargo aquella mañana se sentía diferente, sabía, intuía, que algo iba a ocurrir.
A lo lejos, con su nuevo aspecto, estaba él, acompañado, acompañado de quien tantas horas la acompañó a ella.
No sabía si correr, si huir, si esconderse... Sin embargo, con paso decidido, con el alma temblorosa, se acercó hasta allí, y con la mejor de sus sonrisas le deseó feliz navidad, sintiendo que su alma se rompía, en aquel mismo instante, en mil pedazos.
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