Me encanta cuando respondes a mis mensajes con palabras dulces.
Me gusta cuando me haces rabiar y hasta a veces consigues que me enfade.
Me divierto cuando sigues mis bromas.
Pero odio que me hagas sentir indiferente, mucho más si realmente es eso lo que sientes por mi, indiferencia.
Y al fin de al cabo, que hablen de uno, aunque sea mal.
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