¿Por qué es tan difícil leerte, saber qué piensas? Me descolocas a cada instante, me desarmas cuando sonríes mientras me miras a los ojos, y de poco, o nada, sirve el discurso que me llevo aprendido de casa.
Me prometo no tropezar y caigo, si te busco te escondes, y si me marcho me buscas. No estoy jugando al escondite contigo, pero tampoco me dejas ir de frente, ni siquiera creo que tú quieras ir cara a cara.
Te escondes en cada doblez, estiras hasta que estás al límite, y cuando sientes el peligro aflojas, volviendo a acortar distancia.
Hoy te doy y mañana te quito, en un absurdo intercambio que no lleva a ninguna parte.
Piénsalo, a ninguna parte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Ningunas palabras tan tiernas, como las de un hombre enamorado.
No puedo estar de acuerdo contigo, qué le vamos a hacer. Pero estoy dispuesta a tener que rectificar en algún momento ;)
Bienvenida a mi rincón.
Un saludo.
Publicar un comentario